Es una de las conclusiones a las que ha llegado ADICAE (Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros) en un estudio en el que ha comparado un total de 96 inmuebles pertenecientes a las inmobiliarias de seis bancos y a vendedores particulares; es decir, 48 comparativas entre un piso de banco y otro de un particular con similares características y situado en la misma zona que el del banco.
Las viviendas han sido elegidas con el requisito de que su precio no supere los 150.000 euros, donde se encuadran los pisos que puede comprar una familia de tipo medio. De estos inmuebles, en 45 casos ha resultado ser más barato el piso del particular que el del banco y solamente en 3 ha resultado al contrario.
Tras el análisis efectuado, se revela que los pisos pertenecientes a particulares pueden llegar a ser un 56% más baratos que los que comercializa la banca. El precio medio de una vivienda de banco se encuentra en torno a los 89.845,65 euros mientras que el de los particulares es de 71.547,38 euros; es decir, la banca vende sus pisos un 20,36% más caros.
Lo mismo ocurre, según ADICAE, con el precio del metro cuadrado. La media del precio por metro cuadrado a la que los bancos están vendiendo sus pisos es de 1.244,40 euros, en cambio, la de los particulares es de 971,94 euros, un 21,89% más barato.
Los particulares ofrecen más información
Son los particulares los que ofrecen mayor información sobre sus inmuebles que los bancos. Sus anuncios muestran una "gran cantidad de imágenes de la vivienda" en donde se puede apreciar el estado de la misma, si necesitan reforma lo indican en el anuncio, y la mayoría de ellos se entregan amueblados, lo que supone un ahorro de entre 4.000 y 6.000 euros como mínimo que cuesta amueblar una vivienda.
En cambio, los pisos de los bancos apenas tienen información más allá de sus características básicas (superficie, número de habitaciones, dirección y precio). Las fotografías tampoco desvelan gran cosa puesto que la mayoría de las veces son simples imágenes de la fachada del edificio. De esta forma, los bancos obligan al comprador a visitarlos para comprobar el estado del piso. Los pocos inmuebles pertenecientes a los bancos que adjuntan fotografías muestran que necesitan una reforma a fondo antes de poder usarse para vivir.
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